“muchas personas no caben en la escuela” pero todos si caben en el aprendizaje.
Mi salón de clase ha empezado a verse menos y menos como un salón de clase; mi enseñanza, menos y menos como enseñanza. He jugado con la idea de llamar a lo que hago “anti-enseñanza”, pues he llegado a la conclusión que la “enseñanza” puede ser en realidad un obstáculo para el aprendizaje, en especial cuando se asume que el aprendizaje la requiere.
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